Quisiera ser un diente.
Abrumado por la inmensidad de la bóveda de Mick Jagger.
Hablando con un Wilson y buscando a mi Viernes en el desierto del Risitas.
Acojonado en el sumidero de la Lewinsky.
Orgulloso en la mueca de Steven Tayler sorprendido por el milagro que la recombinación genética obró con su hija Liv.
Quisiera ser un diente.
Para sentir tu frío y tu calor.
Para colocarme una boa naranja alrededor del cuello.
Para amarillear con cada pitillo y ennegrecer con cada café.
Para morderte las uñas y saborear todos tus dedos.
Quisiera ser un diente.
Para no quitarme el papel de regalo en el Tercer Mundo.
Para crecer torcido y enderezarme entre rejas en el Primero.
Para caerme por falta de uso en el Tercero.
Para suicidarme por exceso de trabajo en el Otro.
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