15 de febrero de 2008

Ojo, lluvia, fondo derecha en tres, arrás

Acabo de llegar de dar mi primera clase de conducir, chispas.
¡Cuántas cosas innecesarias hay en un coche!
Me sobran pedales, me sobran espejos, me sobran mandos, me sobran los otros coches, me sobran los peatones, que son todos unos punkis que no le tienen aprecio a la vida (curioso... hace una hora yo era uno de ELLOS) y me sobro yo.
En el fondo, yo sólo he ido sentado en el asiento del conductor, con los ojos como un conejo deslumbrado en la carretera y los brazos como si estuvieran escayolados, diciéndole que sí a todo lo que me decía el profesor pero sin enterarme de nada. Y no se ha cabreado aunque no le hiciera ni puto caso. Un primor.
¿Por qué no se puede conducir un coche con un mando de la Play?
Estoy pensando que la única manera de que yo pueda conducir es si él viniera permanentemente conmigo. No sé si tendrá familia o alguien que le pueda echar de menos. El lunes se lo propondré. O a lo mejor me espero al martes. No quiero asustarle. No quiero que piense que lo nuestro va muy deprisa.
En cualquier caso, como bien dijo Pei, los guapos no deberíamos movernos del asiento del copiloto.
Como mucho, para ir al asiento de atrás. Y según y cómo.
Y con quién, claro.

1 comentario:

Peibols dijo...

Ay churri, ya sabes que yo soy mucho de mirar por el bien de la gente guapa, como tú y como yo.

Lo del profe... hazle primero un par de perdidas, que yo creo que si no se agobiara.
Me dicen que ESE profe no es mucho de compromisos, que no le gusta poner nombre a las cosas y que prefiere ir en ralenti, pero tú mismo oyes, que es tu profe, no el mio.

Además las relaciones hetero creo que van a otro ritmo.