5 de enero de 2008

No hay tregua

Hacía mucho, mucho tiempo que no escuchaba el inmenso No hay tregua de los Barri. Joder, ha sido como meterse en la máquina del tiempo. De pronto, ahí estaba yo, otra vez con mis 15 años y mi melena al viento, joven y rebelde, sin un refresco que me comprendiera, cantando esas letras que creía olvidadas, no sólo por mí, sino por el mundo en general.
Pero nunca es tarde para sorprenderse.
Y con los primeros acordes de Contra la pared (la de veces que me he despertado con esa canción, como era la primera de la cinta...) ha llegado la letra... "vaya el nene listo que se lo sabe todo, él dirá si vales o si eres un bobo..."
Es increíble lo que puede perdurar un recuerdo en el cerebro. A lo mejor hacía más de 10 años que no escuchaba las canciones pero, oye, como si hubiera sido ayer.
Después ha venido la genial No hay tregua, ya sabéis, el juego del gato y el ratón. Me ha puesto los pelos de punta, igual que la primera vez que la escuché, ese Boni gritando aquello de "anónimo luchador, nunca tendrán las armas la razón... pero cuando se aprende a llorar por algo, también se aprende a defenderlo".
Ya no se escriben cosas así y, lo que es peor, tampoco se gritan, pese a que sigan teniendo la misma vigencia que entonces.
Campo amargo, que empezaba con un punteo de guitarra muy típico de los tiempos del Powerslave de los Maiden, enseguida volvía al terruño más ibérico... "campo amargo, mucho sol". Sigue teniendo la canción la misma fuerza que tenía en su momento. No lo olvidéis, niños... "nunca es tarde p'a saltar".
El cuarto tema era un poco más tranquilo aunque, como todos los demás, pleno de contenido. Aún queda un sitio se llamaba. Empezaba la canción con una pregunta que, si tengo que ser sincero, yo también me planteo ahora. "¿Dónde está mi revolución?"
Repito, han sido muchos recuerdos que estoy asimilando poco a poco. Y como dice esta última canción, "no sé por dónde, ni cómo empezar" pero lo que tengo claro es que me está subiendo mucho la rebeldía. O tal vez se me esté despertando. Otra vez.
Cuando una letra te provoca, 15 años después, lo mismo que te provocó la primera vez que la escuchaste, te das cuenta de que forma parte de ti.
Después de la breve pausa, volvemos a la caña. Písale, tema políticamente incorrecto para estos tiempos de carnés con puntos... "nervio en la carretera, corre, corre, cómete las señales, pisa más, corre". Vuelvo a coincidir con ellos. "Me gusta bajar el cristal". Sí, sigo siendo un pelín macarra.
Okupación, cómo no podía ser de otra manera. A finales de los 80 y principios de los 90, si tenías un grupo de rock, tenías que hacer una canción sobre el asunto. Del mismo modo que tenías que dejarte el pelo largo. Iba con la profesión. "Montar en jaleo en la calle, okupación, no van a darte la llave, okupación". Siempre pensé, y lo sigo pensando, que estos temas eran demagogia, barata, of course (no conozco otro tipo de demagogia). Con guitarras, pero demagogia.
Siempre me hizo gracia lo de okupación con k. Es que son ganas de escribir mal. Como si la letra c fuera la culpable de que no tuviéramos casas. En fin. Es que uno era macarra pero, entre cerveza y cerveza, pensaba un poco. Tampoco mucho, ¿eh?
En la siguiente canción, otro tema recurrente: el sexo. Quiero perderme. "No voy a llegar, estoy impaciente". Esos encuentros en los portales, ains.
Y como la cosa va de tópicos, por el mismo precio, la religión. A pecho descubierto, una canción que decía una de las grandes verdades sobre el peor invento de la historia de la Humanidad... "todos en manada se manejan mejor". Me sigue pareciendo tan cierto ahora como hace unos años.
Juegos ocultos, otra dosis de sexo. Lógico. Teníamos 15 años, no dábamos para mucho más. Lo triste del caso es que, 15 años después, muchos siguen igual, pensando en "ese pezón que sale de la blusa".
Y llegamos al final del disco con la última canción, Mal humor. Un poco más flojita pero, claro, es que el resto del disco vuela muy alto.
Llevo 2 horas escuchando el No hay tregua una y otra vez, sin poder (ni querer) salir de la máquina del tiempo y la verdad, echaba mucho de menos esta rebeldía.
Yo sabía (o creía) que aún la tenía pero no encontraba nada que me la despertara.
Gracias, Barri, de corazón.

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