19 de noviembre de 2007

Uno de los pocos dinosaurios que nos quedan

Fernando Fernán-Gómez lleva unos días hospitalizado en Madrid.

España es un país muy ingrato en general, pero especialmente con los cómicos. Aquí no tenemos la costumbre de nombrar caballeros a quienes destacan en sus trabajos como hace la-reina-gracias-a-quien-beefeater-sigue-funcionando pero, desde luego, si alguien merecería ese galardón es Fernán-Gómez.

Un ACTOR, un cómico, un escritor, un director de cine... un artista típico del Renacimiento, de los que dominaban todas las artes.

Un tipo que, en un país acostumbrado a elevar a los altares a chocholocos cocainómanas y robaperas de playa, jamás se amoldó a la estupidez del 99% de sus compatriotas.

Talento en estado puro, el día que muera (y esperemos que suceda dentro de muchos años), llegarán los homenajes y los reconocimientos.

Porque así es de ingrato este país.

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